martes, 2 de junio de 2009

Salinas, una razón para vivir


Vivo en un pueblo llamado Salinas. Me encantó hace casi 11 años la idea de vivir aquí. Aunque fue difícil la búsqueda lo logré, y pronto estuvimos desayunando frente al mar. Así, luego de algunos cambios de departamento por fin pudimos comprarnos uno de donde, como siempre digo, solo saldré hecha cenizas, y espero que no sea pronto.
Pero que es lo que me gusta tanto de vivir aquí?... Amo despertarme y dormirme con el sonido del mar. Acostarme en mi hamaca y ver las gaviotas y otros pájaros - que no sé como se llaman- volar tan cerca que mi gata cree que puede cogerlos. Amo cualquier día de la semana poder acampar, ver artesanías en Montañita, comer arroz con camarones en Olón en la cabaña Lolita, recoger piedras con formas y colores raros en Las Núñez, comer tartaletas en La Entrada donde Benito, visitar a mi amiga Tania en Samai, que mis hijas puedan hacer los deberes en la playa de la FAE, intentar con ellas salvar tortugas varadas, ver a Toñito surfear, y que hayamos aprendido a cuidar y amar la naturaleza.
Cualquier prospecto de suicida encontraría aquí su razón de vivir.
Todo esto tendré pronto que sacrificarlo. Necesito salir corriendo de aquí.
Como dije antes, vivo en un pueblo. No hay un teatro, ni exposiciones, ni un conservatorio. En cambio hay bastantes discotecas y vida social en temporada. Pero sigue siendo un pueblo.
Y como todo pueblo, alguien tiene que ser el tema de la semana o del mes. Y cuando no hay de qué o quién hablar, se inventan una historia fantástica, y aunque se oye tan falsa y sin creatividad, se la creen. Esa es su razón de vivir.
Hay mucha mujer vaga y superficial, mucho marido infiel y alcohólico, muchos hijos silvestres y confundidos.
Muchos temas del mes harían sonrojar al Marqués de Sade: cachos entre mejores amigos, cruce de parejas, profesores abusivos, uno acusado de violación, una madre que se arrepintió de presentar cargos, madres que no le creen a sus hijos, hijos que no le creen a sus padres, un niño de 5 años que se salta el muro del colegio y llega a su casa con el primer carro que le dio el aventón, mujeres peninsulares que hablan como venezolanas, y club de fans que se quieren parecer a su líder pero no les sale y se ven más ordinarias. Todo mientras los maridos disfrutan la sencillez de la primera nativa que se les cruza por delante, porque sus esposas citadinas no tienen tiempo ni para conversar entre tanto café y ladies night.
Y ahora el tema de la semana que será la comidilla del pueblo es que mi familia “ tienen gripe porcina”.
Como madre y ciudadana responsable, al primer síntoma nos hicimos todos los exámenes,y ahora con los resultados negativos, puedo estar tranquila.
Pero eso no le importa al pueblo.
Bastó un vago (plenamente identificado) que con tiempo y odio de sobra, hiciera una llamada propagando el chisme más rápido que la peste, para que todo el pueblo nos mire con terror.
Pronto tendrá que haber algún recién nacido que no se parezca al padre para que cambie el tema del momento.
Así que mientras tanto, haré una ampliación al 700% del informe del Instituto Nacional de Higiene y Medicina Tropical “Dr. Leopoldo Izquieta Perez” y lo pegaré en la cartelera del colegio y en cada poste mal parqueado que encuentre. Todo mientras le toso a la fuerza a cada tonto para que hablen con ganas.

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un café siempre da de qué hablar...