martes, 1 de agosto de 2017

El urgente mensaje a García


A propósito de una reserva no confirmada y una llamada que nunca me hicieron, recordé el otro día, una de las tantas conversaciones que tuve en mi adolescencia con una sabia mujer. Ella siempre me daba "lecciones de vida", como le gustaba llamar a su particular forma de aconsejarme.
Una tarde me dijo: "Niña, sabes lo que es el Mensaje a García?". Yo le respondí que suponía que era una carta para un tal señor de ese apellido. Alzando la ceja y clavándome su mirada fulminante, me dijo: "Calla, escucha, y aprende. El mensaje a García significa compromiso. Significa que cuando te ordenen hacer algo, sin importar cómo ni por qué, tú lo vas a hacer, y lo harás bien."  

Andrew Rowan
La historia, adornada y un poco alterada, en resumen va mas o menos así: En 1898, antes de que estallara la guerra hispanoamericana, en donde Cuba se libró de España solo para caer luego en manos de los yanquis, el presidente norteamericano McKinley ordenó a su jefe de inteligencia militar, encontrar a un hombre capaz de llevarle un importante mensaje al General Calixto García, el jefe revolucionario atrincherado en lo profundo de la selva cubana. El hombre a quien se le entregó la difícil misión fue el Teniente Andrew Rowan, quien luego de no recibir especificaciones sino únicamente la orden de "entregarle el mensaje a García"; fue, corrió, subió, bajó, se adentró, se perdió, se ubicó, lo encontró, y le dio el mensaje; que por cierto, para garantizar la absoluta confidencialidad, fue verbal y no escrito. Luego de tres semanas, regresó con la respuesta del rebelde cubano, y bueno, el resto es historia.  

Esto me fue contado de esa forma tan apasionada y vehemente como solo ella podía hacerlo, que más bien sonó a sentencia, y desde ese día adopté la frase como un decreto. Si el tal Rowan pudo cumplir sin chistar, por qué yo no podría.

Una de mis pruebas de fuego llegaría años después cuando dirigía las ventas de una conocida marca de agua. El dueño de la empresa me dijo: "Quiero que esta temporada mi marca se vea en cada rincón de la Península". Ya estuvo, me entregó mi mensaje a García. Ese mes de Febrero se registró la mayor venta de la historia de la empresa, y logramos por los siguientes dos años estar tan posicionados en el mercado y con tanta visibilidad, que nos tildaron de contaminadores visuales.

Me detengo a pensar de nuevo, si yo pude, todos pueden hacerlo. Solo hace falta que esos "todos" tengan el compromiso y las ganas de hacer bien lo que deben hacer.

Hoy, en una clase cualquiera, sea del colegio o de la universidad, es tan común oír a los chicos inventar cada escusa tonta para justificar sus mediocres trabajos. Sí, ya sé, la mayoría fuimos vagos y poco responsables en la época estudiantil, pero, si no todos recibimos lecciones de vida a tiempo y descubrimos nuestro propio mensaje a García, algunos se convertirán en adultos indiferentes, y con esos tenemos que lidiar a diario.


Regresemos a 1899, en el medio Oeste de Estados Unidos. Fue Elbert Hubbard quien escribió un ensayo para el periódico local, tan al apuro, que ni título le puso; sin imaginarse que se convertiría en el escrito más publicado de la historia. Más de cuarenta millones de folletos han sido distribuidos por todo el mundo, y traducidos a todos los idiomas. Entre otros, el Zar de Rusia y el Emperador de Japón ordenaron que una copia sea entregada a cada empleado civil y militar de sus respectivos países. 

Y por si alguien tenga tanta curiosidad como yo, de saber por qué hizo tanta roncha el ensayo aquel, dejo aquí algunos de mis párrafos favoritos que resumen el poder del mensaje. El ensayo completo se lee aquí  Elbert Hubbard - Un mensaje a García

"Requerir ayuda innecesaria, la desatención tonta, la indiferencia necia, y el trabajo a medias parece ser la norma;  y ningún hombre puede realizar sus objetivos a menos que por la fuera o engaño o amenazas obligue o soborne a otros para que le ayuden".

"Es esa incapacidad para obrar independientemente, esa incapacidad moral estúpida, esa blandenguería de la voluntad  y el carácter, ese desinterés y falta de disposición para hacer las cosas de buena gana, ésas son las cosas que han pospuesto para lejos en el futuro la convivencia perfecta de los hombres. Si el hombre no actúa por su propia iniciativa para sí mismo, qué hará cuando el producto de sus esfuerzos sean para todos?".

"Mi simpatía toda va hacia el hombre que hace su trabajo tan bien cuando el patrono está presente, como cuando se encuentra ausente. Y el hombre que, al entregársele un mensaje a García, tranquilamente toma la misiva, sin hacer preguntas idiotas, y sin intención de arrojarla a la primera alcantarilla que encuentre a su paso, o de hacer cosa que no sea entregarla a su destinatario, ese hombre nunca queda sin trabajo ni tiene que declararse en huelga para que se le aumente el sueldo. La civilización busca ansiosa, insistentemente, a esa clase de hombres. Cualquier cosa que ese hombre pida, la consigue. El mundo entero lo solicita a gritos, se necesita y se necesita con urgencia al hombre que pueda llevar 'un mensaje a García'".

Ciento dieciocho años después de este ensayo, en pleno auge de la tecnología sin fronteras, seguimos clamando por algunos Rowan en cada empresa, porque uno es muy poco,  y cada vez es más común escuchar que no llegó el mensaje porque se acabaron los megas!