sábado, 11 de septiembre de 2010

Feos pero felices

Ahorita estando en mi modo tonto y superficial no me aguanto las ganas de comentar algo que no me entra en la cabeza.
Ya sé que los gustos son los gustos, y que mi Adonis puede que sea horrendo para algunas, o yo misma que me gusto tanto todavía no he ganado ningún concurso de belleza que valga la pena comentar, pero en todo caso, somos una pareja normalita y simpática.
Pero hay que ver cada hombre feísimo que brota de las entrañas saladas de esta tierra…..de las mujeres no hablaré hoy.
El otro día estuve analizándolo: esperando a que Toñito compre el pan en la parroquia Muey (también los nombres son horribles), me fijo en una parejita comiéndose a besos como en “Hijo de la Luna”. Cuando por fin se separaron pude ver que la chica era simpática, bonito pelo, bonitos ojos, en conjunto era muy agradable…pero MIERDA que era asqueroso el tipo con el que estaba!! Entonces se repite el círculo que da la raza peninsular, porque pregunto: ¿qué puede salir de esa unión? Dios me perdone, pero nada bueno.
Lo peor es que seguro que el tipo no es que sea feo pero de super buen corazón, no. Seguro que aparte de feísimo es un desgraciado. Porque aquí lo común es que sean feos, borrachos, machistas y vagos, completitos.
Por todas partes se ven parejas donde el uno es feísimo y el otro no tanto. Los nacidos de esa unión se concentran en su mayoría en Santa Rosa, principal puerto pesquero de la costa ecuatoriana. Allí los apodos son bien ganados y bien llevados con orgullo, algo así como el título personal.
Tenemos a Don: “Cabeza e’ nido”, “Violado”, “Pan”, “Mantequilla”, “Carta Falsa”, “Cobra bono”, “Pierna”, “Pata e’ perro”, “Cacho virado”, “Mata hijo”, “Mal padre”, “Culo e’ yogurt”, “Wachíman”, “Flufy”, y “Pone cacho” entre otros peores….juro que así los conocen, y que estos seres no tienen nombre. Nadie, absolutamente nadie, solo la madre, recuerda cómo lo llamaban de niño.
Es la raza definitivamente. Si el Tiziano Ferro hubiese dado un concierto en el parque de Santa Rosa y no en la plaza de México, definitivamente no pensaría que los mexicanos son los más feos del planeta, la distinción se quedaba por acá.
En todo caso será que estos peninsulares tienen algún talento oculto detrás de tanta fealdad? Bueno, no voy a ser yo quien lo descubra, yo paso.