miércoles, 26 de junio de 2013

Personajes vol. 1 - Cristina y sus pasiones

Te ofrecen dos opciones: un viaje por 12 días recorriendo tres países de Europa, o por el mismo valor, quedarte en una playa en un pueblo recóndito de Nicaragua:
a. Europa
b. Nicaragua porque eres masoquista
c. ninguna

Bueno, elegí la B, y no por masoquista sino por buena madre, que vendría a ser lo mismo después de todo.

Ante la muy remota posibilidad de que algún nica llegue a leer esto, debo aclarar que no tengo nada en contra de su país, menos de su amable gente, mas bien mis horrendos días allá fueron gracias a mis propios compatriotas y un brasilero de mala muerte, pero esa es otra historia.

Ya instalada, y sabiendo que me costaría más caro regresar que quedarme, decidí sacarle provecho a esos 500 metros de playa y dedicarme a sacar fotos y descubrir historias.

Así fue que conocí a la primera protagonista de este Nica-Café.

Ella es Cristina, una española aventurera que llegó a Nicaragüa de paso y se quedó atrapada por la sonrisa cálida de los niños a los que les enseña con títeres a leer, y del hombre que aprendió también gracias a ella. 
  
                                             
                 


Vivió en un circo de México yendo tras su hija quien necesitaba sentir y vivir la misma libertad de su madre. Allí, luego de algunos meses de extrañas situaciones y graves abusos, entendió que el mal llamado circo era en realidad una especie de secta orquestada por un frustrado aprendiz del Cirque du soleil que tenía embrutecidos a todos, y antes que su hija acabara como una jovencita suicida, se la llevó corriendo de allí.

El pueblo de Nicaragüa que eligió es muy pobre y no se va por pena y amor, mala mezcla. Sobrevive vendiendo sus hermosas creaciones a los pocos turistas de la zona, y así fue como nos conocimos y compartimos cafés e historias. 

Ver su cara iluminada y su sonrisa enorme mientras me cuenta de sus pequeños alumnos, me trasladó a esos años en los que yo también sentía lo mismo enseñando con mis títeres y las obras de teatro, y entendí por qué no se iba de allí, aunque la comuna no le diera ni hogar ni alimentación a cambio de su entrega y paciencia gratuita. Por eso le di el consejo de mi amigo Hans: "el voluntariado no es sostenible, no te sientas culpable por dejar esto atrás, hay mucho más de lo que te imaginas por delante".

Al final nos despedimos con un abrazo, un cruce de mails y promesas de intercambiar ideas y cuentos para sus niños. 

Mientras escribo esto, ella deberá estar emprendiendo su viaje a México, en donde acompañará a su hija en el nacimiento de su bebé, su primera nieta y muy seguramente otra talentosa aventurera.

Me llevo de recuerdo sus fotos haciendo una de sus pasiones, sus historias compartidas, y un regalo que me hizo por mi cumpleaños, un anillo tejido en forma de infinito alrededor de una obsidiana negra, lo que significó para mi mucho más de lo que representa: poder, justicia y buena suerte.





1 comentario:

  1. Gracias por compartir esta historia de un lindo ser humano! Siempre estare convencida que Dios nos coloca en el lugar preciso y nos guia hacia el camino correcto. El tiene grandes propósitos para nosotros, solo es question de sentir.

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un café siempre da de qué hablar...