jueves, 1 de noviembre de 2012

El Tiburón Volúmen 2



Hace un par de años, reunidos con unos amigos, vodka va vodka viene, gastados todos los temas de conversación, los chismes y los chistes agrios, salió por ahí un: "contemos historias de miedo".

Como mi leyenda estrella es "El piso 13 de El Tiburón", la conté de principio a fin asi igualito como está en el post anterior. La cara de uno de nuestro amigos en particular empezó a cambiar conforme iba avanzando mi historia. Pero no era el miedito mezclado con duda y curiosidad acostumbrado, no, era terror verdadero.
Cuando ya no pudo mas, me interrumpió y a punto de llorar, nos contó su experiencia, la cual había pasado desapercibida hasta ese momento.

Nuestro amigo, que dicho sea de paso es bastante confiable, estaba sobrio y nunca se lo ha cogido en una mentira seria, empezó con su relato.

Unos años atrás, él y tres amigos más decidieron a última hora salir de Guayaquil y caer en una fiesta esa noche en Salinas. Como no habían planeado nada, hicieron un par de llamadas y consiguieron que una amiga les preste la llave del departamento de la familia, advirtiéndoles que seguramente estaría con mucho polvo, y medio descuidado porque no iban en años.

Los chicos viajaron a Salinas, llegaron a la fiesta, se divirtieron a mas no poder y a las tantas de la madrugada llegan al departamento prestado.
En ese momento se dan cuenta que ninguno tenía las llaves, y después de echarse la culpa entre ellos y quejarse porque ninguno quería dormir en el carro, pensaron que de pronto el guardián tendría una copia.

Entran al edificio, le cuentan al parco y callado guardián lo que les pasó, y éste sin contestarles nada, con cara inexpresiva de acostumbrado a tanto hijo de papá borracho pidiendo lo mismo cada vez y cuando, los llevó al ascensor, bajaron en el piso indicado, les abrió la puerta y así igual de parco, se dio media vuelta y se fue. 

El departamento estaba en la oscuridad total, pero muertos de sueño como estaban, no le dieron importancia a la falta de luz, y cayeron secos dormidos, cada uno donde pudo.  

Horas después, cuando se fueron despertando, se dieron cuenta que el curioso departamento estaba decorado como las típicas fiestas de Halloween: cabezas de muñecas colgando de las lámparas, telarañas por todos lados, botellas a medio tomar, vasos en el piso, y extrañamente las paredes pintadas de negro.

Bajaron con la idea de ir a desayunar un ceviche donde Victor Andrés, mientras comentaban la buena farra que los dueños del departamento se habrían pegado, cuando al llegar al lobby del edificio, se topan con el guardián de la mañana que los increpa sobre quienes eran y qué hacían allí.

De nada sirvió explicarle que se les perdieron las llaves y el guardia de la noche los ayudó a entrar, porque resulta que el hombre con el que hablaban les indicó que él había estado toda la noche, que nunca los había visto antes, que ninguno de los guardias tienen llaves de los departamentos, y que llamaría a la policía porque seguramente eran pelafustanes que se metieron a un departamento sin autorización!

Los chicos se fueron indignados porque la duda ofende, y solo se les pasó el coraje con el ceviche.

Ya en Guayaquil, nuestro amigo confiable nos cuenta que fue a la casa de la amiga, a pedirle disculpas por perder la llave, ofrecerse a pagar por una nueva, y para "romper el hielo" hizo chiste de lo increíble y divertida que es su familia por decorar el departamento con tanta creatividad.
La amiga con cara "de pocos amigos" le preguntó si estaba borracho? que el departamento era de su abuelita católica, apostólica y romana, y que jamás se le ocurriría hacer "farra de Halloween". 

Aquí es cuando nuestro amigo entra en shock y antes de colapsar del terror nos cuenta que el departamento de la amiga era el 12 A y ellos habían dormido en el 13 A, algo que le pareció una simpática confusión, hasta oír mi historia, unir cabos, y vomitar todo el vodka.

Quién era el callado guardia que los guió al piso 13, les abrió la puerta y desapareció? Acaso el MINOTAURO disfrazado de hombre?  Un misterio sin resolver.

P.D. La foto no tiene mucho que ver con la historia, pero me gustó el tétrico muñeco, igualito a las cabezas colgadas de las lámparas. 
Fue tomada en una casa abandonada de Playas.... tal vez sea el comienzo de otra leyenda.

2 comentarios:

  1. Que miedo Sandra! Yo siempe iba al Tiburón al departamento de mi tío político, en el piso 8, siempre supe que no podíamos ir al piso 13 porque "ahí no paraba el ascensor" y por ahí me dijeron que estaba embrujado pero no se me ocurrió ir con mis amigos por suerte, a pesar de que siempre me han gustado las historias de terror y nos encantaba pasar y contar historias por el cementerio de Manglaralto. Super interesantes tus historias como siempre.

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  2. Fui al edificio Tiburón, en la década de los 70 y principios de los 80.Y nunca pasó nada. En todo el mundo, generalmente en hoteles no ponen el 13, o si está en el panel el 13 no abre. Por algunas que lo consideran de mala suerte.

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un café siempre da de qué hablar...