lunes, 16 de agosto de 2010

38 que no juega

Ahora sí.

Y llegaron mis 38. No contaré acerca de las tarjetas, besos, cenas y regalos que recibí, porque quiero centrarme en algo raro que me pasó.

Si este post cayera en manos de los implicados, es una razón extra para no dar mi brazo a torcer, ya que de seguro no me insistirían jamás en volver.

Lo explico:

Recibí una llamada extraña. La persona al otro lado del celular me invitaba a formar parte de una naciente industria, decía que tenía buenas referencias de mi trabajo en el área de las ventas, así que definitivamente era yo la persona que necesitaban en su compañía.

Incrédula por experiencia no le hice mucho caso, hasta que la tuve abajo de mi casa explicándome sin parar durante casi dos horas la millonaria inversión que había hecho, y cómo necesitaba darle marcha con mi ayuda.

Allí empezó mi aumento de peso por el stress y los dolores en la vesícula de puro coraje.

En dos meses aprendí lo que ningún escrito acerca de las consecuencias nefastas del consumo de drogas nos puede enseñar.

Los principales de esta compañía (que no tiene nada que ver con las drogas por cierto) son ex adictos rehabilitados. No es que formaron una fundación ni nada por el estilo, sino que uno de ellos con bastante éxito en los negocios y capital, creó una empresa e invitó a sus ex compañeros de infortunio a trabajar con él.

Y así es como me vi rodeada de personas tan raras, tan cambiantes, tan con las neuronas pulverizadas, que todos los días parecían salidas de una dimensión diferente.

Mi coco wash “esto no me afecta” y “ya mismo es quincena, boba” parecía tener efecto limitado, ya que si me afectó, y no hay quincena que pague lo que cuesta mi salud mental.

Esta persona a la que le pondré de nombre Walkman Shake, cambiaba de idea agitando la cabeza, lo juro! Era algo increíble. Podía hablar de 20 temas diferentes en 1 minuto y olvidarse de todo en 10 segundos más.

Para aumentar los desvaríos, Walkman Shake y todo su clan eran fanáticos de una religión popular, pero como ya lo he visto tantas veces, adaptada a sus conveniencias y antojos. Así es que pude ver como estaban permitidos los insultos, las calumnias, el hablar a espaldas del prójimo, no pagar las deudas contraídas, y despechos amorosos a lo “atracción fatal”, pero eso sí, todos los días empezaban y terminaban con bendiciones, canticos y rápidos encuentros con clientes a la salida del Templo.

Yo me declaré agnóstica, así que siempre pasé de todos esos ritos truchos.

Lo que no puede evitar durante dos largos y tortuosos meses fue el sonido de mi celular a las 5:00 de la madrugada o a las 11 de la noche, horas preferidas para el “proceso creativo” de Walkman Shake, imposible de no compartir conmigo.

La compañía está creciendo, tiene un producto excelente, una infraestructura envidiable, apoyo publicitario digno de una multinacional…pero a donde llegará todo esto con personal salido del sombrerero loco y el país de las maravillas?

Me rehúso a ser Alicia, así que aunque el sueldo era muy bueno y las promesas mejores, elijo regresar a mi hamaca y a mi blog alejada de las malas compañías.

1 comentario:

  1. Así es querida Sandra, primero está tu salud mental que tanto cuidamos, no solo en la adolescencia escogemos amistades, toda la vida cuidamos nuestro entorno y ninguna quincena vale pasar horas rodeados de seres diferentes a nosotros

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un café siempre da de qué hablar...