Este último feriado de Semana Santa fue disfrutado como todos
los años por miles de turistas en las costas de nuestro país. Pero igual que
todos los años, existen personas irresponsables, que se olvidan de lo que es
vivir en comunidad, poniendo en riesgo a todo el que desgraciadamente se tope
con ellos.
El sábado en Punta Carnero, unos 20
surfistas y bodyboarders disfrutaban de las olas, mientras las familias se
bañaban con sus hijos hasta donde les daba la cintura. De repente la diversión
de todos se cortó gracias a un atorrante que decidió utilizar el área de
bañistas como escenario para su película imaginaria, en la que era el
protagonista de hazañas a toda velocidad en una moto de agua.
Luego de varios minutos de verlo dar vueltas de ladrón y
elevarse contra las olas, espantando a los niños ante las miradas incrédulas de
los padres, me acerqué a un salvavidas que estaba en el lugar, y le comenté mi
preocupación.
El hombre me contó que el irresponsable individuo llevaba horas haciendo lo mismo, y
cuando se le acercó a pedirle que se detuviera e intentar explicarle
el peligro de su tontería, lo mandó a
volar. Ante esto, llamó pidiendo apoyo a la marina, y cuando llegaron, el desubicado volvió a entrar al mar a toda velocidad, esta vez con dos amigotes más que le festejaron su gastado show.
Le pregunté por qué no lo detenían y su respuesta fue: “son
hijos de papá”.
Bueno, todos somos hijos de algún padre y madre. Algunos
presentes, otros ausentes, algunos con valores y costumbres ejemplares, otros
con malas mañas y peores acciones. También hay los hijos que hacen quedar mal a los padres,
siendo unos completos imbéciles alejados de todo lo que aprendieron, por esa
extraña mala jugada del destino llamada: genes, y por allí salta el aporte del
abuelo loco, la tía floja, o el tatarabuelo de la madre que era un perfecto miserable.
En todo caso, tengan presente que, hasta en el paraíso llamado
playa, estamos en peligro de encontrarnos con un inconsciente como el de las
fotos que les dejo a continuación, amenazando con hacernos pasar una desgracia
como la que vivió el cantante Usher el año pasado, cuando tuvo que enterrar a
su hijo de 11 años luego de ser golpeado por un jet ski; o la tragedia que vive
la familia de la chilena Daniela Robles de 18 años, quien murió hace dos meses
por un golpe que sufrió en la cabeza al perder el control de su jet ski; o la
pesadilla de los padres de Kenia Batista, quien fue encontrada flotando al día siguiente
de desaparecer en el lago donde paseaba en su moto de agua, luego de ser embestida
por otro aparato conducido temerariamente por un adolescente irresponsable.
Nadie desea vivir estas tragedias, ojalá todos hagamos algo
al respecto.
Descripción de las fotos:
1.Para tener una idea de la velocidad a la que iba, comparen el
tiempo que se demora un surfista en pararse en la ola (entre 1 y 3 segundos)
con la distancia que ha recorrido el jetski. Luego, da una vuelta a toda
velocidad para ir contra la ola en la que va el mismo surfista.
2. El salvavidas indignado luego de no recibir apoyo de las autoridades para detener al "hijito de papá" y sus secuaces. Luego de payasear otros minutos, los lerdos son embestidos por una ola que los manda de cabeza al agua.
Se ve además lo cerca que están de la orilla y el reclamo de un surfista a punto de ser golpeado por la moto.
3. El lerdo mayor en acción, listo para ser identificado
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