martes, 24 de abril de 2012

Querido Maestro




En el bus de regreso tengo mucho tiempo, más de 4 horas, y no dejo de pensar en ti, amigo mío.

Me acuerdo de como nos conocimos, y lo primero que pensé fue que eras tan serio, y que segurísimo no nos llevaríamos bien. Bueno, me equivoqué.

Lo que nos hizo cambiar tu nombre por el de "Maestro", fue la anécdota que nunca olvidaríamos del surf trip. Tenías muchas ganas de retomar la tabla que alguna vez probaste de pelado, así que te brillaron los ojos cuando viste llegar a tu nuevo vecino Toñito con una Klimax en el balde. En seguida se hicieron amigos, y el primer plan fue ir a la FAE a las 7 am del día siguiente. Regresaron al medio día, cansados, insolados, tu revolcado, y Toñito se convirtió ese día en el héroe que te rescató del remolino perpetuo que te llevaba sin clemencia a las rocas.

Nos reímos durante horas escuchando tu anécdota, en la que decías que luego de remar por horas hasta quedarte a la deriva, tiraste la toalla y dijiste: "Bueno, hasta aquí llegué... y de pronto apareció el Maestro y me salvó la vida". Así que desde ese día se llamaron así mutuamente.

Toda esa temporada de playa, nos sirvió para hacer una amistad de esas que duran y dejan los mejores recuerdos. De eso ya hace 12 años.

Nuestras familias eran muy parecidas: papás jóvenes con 3 lindas niñas de casi las mismas edades. Las más chiquitas estaban en pañales, y las más grandes se pasaban explorando en la playa desde que abrían el ojo hasta que las mandábamos a dormir. Luego fueron creciendo, y pasamos por Primeras Comuniones, brackets, quince años, alisados y noviecitos.

Las temporadas se acababan y cada año fueron más esporádicos nuestros encuentros, pero siempre de casualidad escuchábamos un ¡¡Maestrooo!! en un semáforo, o saliendo del cine, y allí estabas tu, con la sonrisa enorme y el abrazo apretado, siempre feliz de vernos.

La última vez que nos reunimos fue hace un par de meses en nuestra nueva vida citadina. Los invitamos a comer los famosos tacos de Toñito que tanto te gustaban, y recuerdo que comentaste que estaban tan buenos como los recordabas.

Maestro, me hubiera gustado que no se acaben esas temporadas de playa, que vinieras más seguido a comer tacos, que en el agua con Toñito compartieras más esas conversaciones de panas....porque ahora, mientras estoy en el bus y escucho detenidamente la canción "sing a song", hubiera querido que la escucháramos juntos, y poder decirte: Maestro, just sing a song.


2 comentarios:

  1. precioso amiga ... me ha venido a la cabeza una de mis frases favoritas la amistad no depende ni del tiempo ni del espacio.. (como la nuestra por ej.) y una canción.. algo se muere en el alma cuando un amigo se va.. en fin.. las buenas amistades dejan buenos recuerdos.. y soy de las que piensa que mientras alguien te recuerde con cariño.. queda la huella del que ya se fue... Espero que la vida nos junte de nuevo, para sumar anecdotas y volver a reirnos juntas.. me encanta leerte.. Un abrazo enorme

    ResponderEliminar
  2. La maravilla del amor: trasciende tiempo y espacio. Que lindo leer esto y encontrarme con una sonrisa y lágrimas en los ojos porque es como volver a tener a mi papi cerquita. Gracias Sandra por regarlame un pedacito de mi papi

    ResponderEliminar

un café siempre da de qué hablar...