Esta etapa de mi vida es extrañamente inesperada.
No soy una persona organizada, no programo nada, y mi agenda está más llena de dibujitos y tachones que de apuntes necesarios. Voy todos los días al supermercado porque decido lo que vamos a comer, dos horas antes de cocinarlo, y nunca hay hielo en el congelador.
Pero no siempre fui así…..con el exceso de yodo, Toñito, y la falta de litio, me agravé.
El tiempo pasó volando, y el sueño de una Universidad citadina en la playa nunca se cumplió. Así que, con una graduada ansiosa por empezar su carrera universitaria, la familia tenía que abandonar su vida playera y regresar a la gran ciudad.
Los días pasaron entre olas y hamacas, y no se nos veía la mínima intención de buscar un nuevo hogar, ¡peor guardar en cartones!.
Un día llegó de casualidad a nuestras vidas una linda casa en el lugar ideal, y comenzamos a movernos ahora sí en serio. Entonces encontramos colegio para las niñas, matriculamos a la recién graduada en la U, la instalamos momentáneamente donde unos amigos muy queridos nuestros, y seguimos con nuestro relax acostumbrado hasta que nos entreguen la casa, todo mientras nos visualizábamos parados frente a la ventana de un cuarto con una linda vista de un pedazo de manglar en el manso Guayas.
Como la vida tampoco es nada programada, el destino hizo que nos quedáramos sin casa antes de mudarnos, así que nos encontramos parados de nuevo frente al mar, y con una hija graduada viviendo en un hogar provisional.
Han regresado con fuerza mis dolores de la úlcera estomacal, que por cierto, según el que me hizo la endoscopía es sicológica y solo responde a mi engreimiento y ganas de llamar la atención (teniendo toda la aprobación verbal y expresiva de mi papá y Toño).
Por suerte encontramos la suite ideal para la pequeña graduada, es el sueño de todo adolescente y la angustia de toda madre como yo.
He vivido cada día de la vida de esta niñita, y así sin darme cuenta la estoy instalando en un lugar lejos de su hogar. Claro, dirán que estoy loca por este “síndrome de nido vacío” que estoy sintiendo, cuando otros hijos se van mucho más lejos de los 142 km que me separan de mi graduada.
Pero así soy yo, y ayer me entró la angustia cuando me llamó mi graduadita llorando porque comió algo que le hizo daño. No pude dormir, el duende de la migraña que me patea el ojo no se me fue ni con dos migradorixina, y las fotos del corredor me enseñaban a una graduadita que bailaba con las canciones de Plaza Sésamo que yo le cantaba.
Por suerte estoy a 142 Km de su universidad, y hoy la esperaré contenta a la salida, como lo he hecho toda la vida.
Buuuu que pena! ojalá puedas reunirte pronto con la nena sniff ni de broma me imagino separarme de los chicos todavía buaaaa... Alexandra
ResponderEliminarMi querida Sandri..... eso de ser mamá... uno no se gradúa nunca de eso.... empiezas la carrera, pero nunca la terminas.... es maravilloso.... siempre tendremos en nuestro botiquín migradorixina, angustiol, lloraldín en gotas, pero gracias a Dios tenemos Felixidina forte, Orgulloxidil y ternugen en crema.... y un frasco sin fondo de besos de todos los colores para los raspones en las rodillas, raspaditos en el corazón, ojitos llorosos y cachetes sonrosados......
ResponderEliminarEsto de ser mamá..... no es fácil de comprender.....
... A mis niños se los llevaron dos meses en vacaciones..... sentía que me moría..... la angustia es devastadora.... peor si se los llevan en contra de mi voluntad... peor si me entero que se enfermaron.. peor si no puedo hablar con ellos... cuando regresan..... todo vuelve a su sitio.... mi alma regresa al lugar dónde debe de estar..... somos felices...
No sabes cuanto te entiendo mi Sandri.....
Mierda!!!! por que crecen cuando uno se no quiere????? ya paren carajo (yo tengo una de 14 que piensa como de 25)
ResponderEliminarchuta...como se pondrá mamá cuando me vaya a Suiza...? algo me dice que nos endeudaremos con la CNT jajaja, buen post Sandri, un abrazo, pilas si quieres guardaespaldas para la nena yo conozco jajaja es broma
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