domingo, 27 de diciembre de 2009

Mi Cuento de Navidad


Foto de una Navidad hace 7 años
Uno de los tantos lemas de mi padre es “Hay que ser práctico en la vida”, y el de mi madre “No hagas problema”, así que sumándole a la practicidad el hecho de ser maniaco obsesivo no diagnosticado y por lo tanto no medicado, la vida en general de los que crecimos en el entorno puede ser bastante…¿complicada?
El ser práctico llevó a mi padre (y a mi madre incluida para “no hacer problema”) a darnos en Navidad regalos sin envolver, a decirnos que Papá Noel es él mismo, y a no poner mucha luz en el árbol porque “Así le da vueltas el medidor”.
Es por eso que decidí mientras crecía, ser el polo opuesto a mis padres.
Cuando Andreita tenía dos años empezamos un ritual que luego siguió con la Titi y la Cristi, y duraría 14 años. Cada una metía la carta a Papá Noel en su bota de fieltro y la colgaba en la ventana. Luego de un par de días amanecían las botas repletas de caramelos y chocolates súper raros, de esos que solo vendían en las tiendas del Polo Norte (“Honey” del Albán Borja), y todo el piso hasta la ventana estaba lleno de polvo mágico de los renos voladores (escarcha dorada). Así comenzaba la alegría de la Navidad en nuestra casa! El 24 de Diciembre también era tradición cenar donde mis papás, así que antes de irnos, le dejábamos a Santa galletas oreo y un vaso de leche en la mesa.
Ya en casa de mis papás siempre se le "olvidaba" algo a Toñito: comprar una cola, un encendedor, etc, etc. , así que buen pretexto para desaparecer, coger el carro y salir volando a la casa, sacar los regalos del escondite secreto, meterlos en una súper bolsa de tela brillante verde con lazo de satín rojo, ponerla en el árbol, regar polvo mágico de los renos voladores, mordisquear un poco las galletas y regar un poco la leche (ese era el plan pero siempre se comía todas las galletas y me regaba casi toda la leche en la mesa).
A la media noche cuando regresábamos a la casa, todo era increíble! Ver esas caritas, las risas, los ojos enormes, la ilusión!! El sueño se les quitaba por un par de horas hasta que se dormían rendidas con vestido de navidad y todo.
Luego de algunos años comenzó a peligrar el ritual porque las niñas empezaron a sospechar del desmemoriado papi que siempre se olvidaba de algo y desaparecía en la mitad de la cena, así que no se desprendían de él ni un segundo, haciendo complicada la huída.
Todo fue pasado a la mañana del 25, así teníamos tiempo de sobra en la madrugada para armar toda la escena que encontrarían la mañana siguiente.
Las tres Marías comenzaron a tener dudas a partir de los 10 años, gracias a sus compañeros de clase que tenían papás como los míos, pero yo siempre lograba convencerlas, además si no crees en Santa, no te llega nada en Navidad….que triste cuando me decían: “Ah por eso es que los niños pobres no reciben nada, ellos no creen en Santa mami”
Un día, en medio de las dudas de aquel personaje, Andreita recibió una sorpresa: mirando por la ventana vio unas luces rojas volando a lo lejos, mientras hice sonar una campanita escondida en el árbol, así que gracias a TAME, o a un extraterrestre, la bebe siguió creyendo.
Definitivamente a los 12 no creyó más, ni en Santa, ni en la Primera Comunión, ni en nada, se me hizo agnóstica la chica, pero se convirtió en nuestra cómplice para que sus hermanitas sigan creyendo.
Luego a la misma edad la Titi tanteó unos zapatos patines escondidos en mi closet, así que dejó de creer, y el año pasado la Cristi pidió un “Ripstik” que la prima se encargó de decirle que su papá se lo trajo de Miami.
Es así como terminó la ilusión de la Navidad para mí. Viéndolo bien me sirvió como terapia aunque no creo estar todavía curada, porque este año ni árbol puse. Ya no hubo polvo mágico de renos, ni botas, ni oreo, pero las caritas de alegría de mis hijas me llenaron de nuevo del espíritu navideño que me hace tan agradecida porque tengo los mejores regalos durante todo el año!

5 comentarios:

  1. jajaja muy buena tu anécdota, la verdad que me ha servido de ejemplo para cuando algún día muy muy muy muy muy muy muy (muy) lejano tenga mi familia, nada como ver la alegría en el rostro de un niño para sentir la magia de la navidad.

    ResponderEliminar
  2. si en realidad es super divertido crear toda esa fantasía para los hijos, porque en un mundo donde se espera que tengan los pies puestos en la tierra, sé que un poco de esa magia que creamos para ellos la llevarán siempre en el corazón. En ese dia muy muy muy lejano, me alegraré de haber sido mucho tiempo atrás parte de esa magia que le des a tus dantecillos :)

    ResponderEliminar
  3. Sabes? yo no recuerdo cómo o en qué momento dejé de creer en Papá Noel. A ver, lo que sí recuerdo es que estaba en edad de perder dientes, dejarlos en algún rincón de la casa y acostarme a dormir con la ilusión de encontrar a la mañana siguiente el dinero que el ratón Gonzales (ese que entra cuando sales) habría dejado a cambio de mi pieza dental, sin preguntarme para qué cuernos un ratón querría un diente humano usado o para que rayos un ratón ladrón de dientes querría tener un apellido!..
    Ya me sentía un chico maduro a golpe del "desengaño navideño" que supuso el concoer la verdad sobre la inexistencia del abuelo regalón.. esas eran cosas de niñitos!.. ahh pero a mi ratón Gonzales que nadie me lo tocara.. ese sí existía porque, a diferencia de Papá Noel, Yo Mismo LO HABIA VISTOOO.!
    Hoy ya grande y con un hijo de 12 años, creo más en aquello que no podemos ver. Creo en Papá Noel, creo que es un gran facilitador del Espíritu Navideño y creo que hacemos bien, como tu familia lo hizo, Sandra, en preservar esa magia y procurar hospedar en nuestras casas la mayor cantidad de navidades posibles
    al abuelito regalón.. por lo menos mientras nuestros hijos tengan aún dientes que perder.

    ResponderEliminar
  4. Los chicos y yo hemos leído esta nota y nos hemos reido muchísimo recordando "Así da vueltas el medidor" Me alegro mucho de que vivas cosas tan enriquecedoras

    ResponderEliminar
  5. Decimador: los cuentos e historias que inventamos con amor para nuestros hijos pueden llegar a darles tanta seguridad y desarrollar su imaginación y creatividad, que lograrán cosas grandes en la vida, estoy segura de eso!

    Alexandra: mi papá y su medidor!! si supiera como se lo raya de lo lindo en este blog!! Besos

    ResponderEliminar

un café siempre da de qué hablar...